A la artista de la cerámica Coralie Huckel le encantan las cosas bellas, por lo que era natural que cayera bajo el encanto de una casa histórica en la ciudad de Waterloo.
Instaló su estudio-tienda en el corazón del pueblo de Waterloo y sus jardines se han convertido en una de sus fuentes de inspiración.
Coralie convierte objetos cotidianos, pero también piezas ornamentales, favoreciendo la arcilla canadiense. Los colores creados, ocre, azul, esmeralda, turquesa y los sutiles contrastes entre el blanco y el negro, atestiguan el saber hacer del diseñador al tiempo que revelan una gran delicadeza.
La pureza de las líneas, ya sea de un jarrón o de una tetera, y la atención a los detalles hacen que cada pieza sea única.